Proverbios del Infierno

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Proverbios del Infierno, de William Blake Armitage

Las colecciones de proverbios del infierno o aforismos fueron una lectura popular en el siglo XVIII. Blake viaja del presente al pasado para mostrar que la imaginación antecede a la razón.

William Blake nació en Londres el 28 de noviembre de 1757. Sus padres, James Blake y Catherine Armitage, habían contraído matrimonio cinco años antes, en el otoño de 1752. El matrimonio tuvo seis hijos, de los que cinco llegaron a edad adulta. .

La mayoría de las personas inconformistas recelaba de los colegios y educaba a sus hijos en sus propias casas. Por lo tanto, así sucedió con William Blake y sus hermanos, la educación de estos descansó sobre todo en la lectura de la Biblia. El principal libro de texto para los disidentes, porque consideraban el estudio de las Sagradas Escrituras la única fuente para una educación moral. La influencia de esta educación, claro está, tuvo consecuencias importantes a lo largo de la vida del poeta.

Los estudios de Blake

Sus padres decidieron enviarlo a los diez años a la escuela de dibujo de Henry Pars, la más prestigiosa de Londres, porque a William le gustaba el dibujo. Durante cuatro años estuvo allí, y, al mismo tiempo que adquiría el hábito del trabajo. Pudo saciar sus ganas de aprender gracias a la generosidad de sus padres. Estos además le obsequiaban con grabados y libros.

De manera que desde muy joven tuvo acceso a obras ejemplares de la pintura y de la poesía. Entre los libros que tuvo ocasión de leer y estudiar fueron los volúmenes de Shakespeare, Milton, Locke y Burke, entre otros. Fruto de la lectura serían quizás algunos de sus Esbozos poéticos (1783). Además a pesar de su constante al estudio, la lectura, el dibujo y la poesía, Blake también encontraba tiempo para pasear por el sur de Londres. Lo más importante en su vida fue ser poeta, grabador y pintor

Durante los últimos años de su vida Blake acometió algunas obras. Entre las cuales se encuentran su grabado del Laoconte y además las Reflexiones sobre la poesía de Homero y Virgilio. Después de una enfermedad que le impidió salir de casa durante algo más de un mes, murió un domingo 12 de agosto de 1827, mientras cantaba himnos de alabanza, de alegría  y de triunfo por haberle llegado la hora.

En el poema que estaremos reflejando es de los proverbios del infierno.

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Proverbios del Infierno

Durante la siembra, aprende; en la cosecha, enseña; y en invierno, disfruta.

Conduce tu carro y tu arado sobre los huesos de los muertos.

El camino del exceso lleva al palacio de la sabiduría.

Prudencia es una doncella vieja, rica y fea, y a la que corteja Ineptitud.

[5]

El que desea pero no actúa, cría podredumbre.

El gusano cortado perdona al arado.

Sumerge en el río a aquel que ama el agua.

El necio no ve el mismo árbol que el sabio.

Aquel cuya cara no irradia luz, jamás será una estrella.

[10]

La  eternidad está enamorada de los frutos del tiempo.

La abeja laboriosa no tiene tiempo para penas.

Las horas de necedad las mide el reloj; las de sabiduría  no hay reloj que las mida.

Toda comida sana se atrapa sin red ni trampa.

Saca la cuenta, el peso y la medida en año de escasez.

[15]

Ningún pájaro se eleva demasiado si lo hace con sus propias alas.

Un cadáver no venga injurias.

No hay acción más sublime que enfrentarte a otro hombre.

Si el necio perseverase  en su necedad se volverá sabio.

La locura es el manto de la vileza.

[20]

La vergüenza es el manto del orgullo.

Las cárceles se construyen con piedras de ley; los prostíbulos con ladrillos de religión.

El orgullo del pavo es la gloria de Dios

La lujuria del chivo es la largueza de Dios.

La cólera del león es la sabiduría de Dios

[25]

La desnudez de la mujer es la obra de Dios

El exceso de pena, ríe. El exceso de alegría, llora.

El rugido de los leones, el aullido de los lobos, el furor del mar tormentoso, y la espada destructora, son porciones de eternidad demasiado grandes para los ojos del hombre.

El zorro maldice la trampa, no a sí mismo.

Las alegrías fecundan. Las penas paren.

[30]

Que el hombre vista la piel de león y la mujer el vellón de la oveja.

El pájaro un nido, la araña una tela, el hombre la amistad.

Tanto el necio vanidoso y sonriente como el necio resentido y ceñudo serán tenidos por sabios, para servir de escarmiento.

Lo que hoy es evidente en otros tiempos sólo fue imaginado.

Miran las raíces la rata, el zorro, el conejo y el ratón; ven los frutos el tigre, el caballo, el elefante y el león.

[35]

El aljibe guarda; la fuente reboza.

Un solo pensamiento llena la inmensidad.

Estate siempre dispuesto a decir lo que piensas, y el vil te evitará.

Todo lo que puede creerse es una imagen de la verdad.

El águila nunca perdió tanto tiempo como cuando se avino a aprender del cuervo.

[40]

El zorro provee para sí, pero Dios provee para el león.

Piensa por la mañana. Obra al mediodía. Come al atardecer. Duerme por la noche.

El que ha sufrido tus abusos, ese te conoce.

Como el arado obedece a las palabras, así Dios premia la oración.

Los tigres de la ira son más sabios que los caballos de la instrucción.

[45]

Espera veneno del agua estancada.

Nunca sabrás lo que es suficiente a menos que sepas lo que es más que suficiente.

¡Escucha el reproche del necio! ¡Es título de reyes!

Los ojos de fuego; las fosas, de aire; la boca, de agua; la barba, de tierra.

El pobre en valentía es rico en astucia.

[50]

El manzano nunca pregunta al haya cómo ha de crecer; ni el león al caballo cómo ha de atrapar su presa.

Quien recibe agradecido produce una cosecha abundante.

Si otros no hubieran sido necios , nos hubiera tocado a nosotros serlo.

El alma de dulce gozo, jamás se podrá mancillar.

Cuando ves un águila, ves una porción del genio: ¡Levanta la cabeza!

[55]

Así como la oruga elige las hojas más hermosas para poner sus huevos, el sacerdote pone su maldición en las alegrías más honestas.

Crear una pequeña flor es trabajo de siglos.

Maldecir fortalece, bendecir relaja.

El mejor vino es el más añejo; la mejor agua la más fresca.

¡Los rezos no aran! ¡Las alabanzas no cosechan!

[60]

¡Las alegrías no ríen! ¡Las penas no lloran!

La cabeza sublime, el corazón pathos, los genitales belleza, las manos y los pies proporcionan.

Como el aire al pájaro o el mar al pez, así es el desprecio al despreciable.

El cuervo lo querría todo negro; la lechuza, todo blando.

La exuberancia es belleza.

[65]

Si el león fuera aconsejado por el zorro, sería astuto.

Las mejoras enderezan caminos, pero los caminos tortuosos sin mejorar son los caminos del Genio.

Más vale asesinar a un niño en su cuna que alimentar deseos no acometidos.

Donde no está el hombre, la naturaleza es estéril.

La verdad jamás puede decirse de forma que se entienda y no sea creída.

[70]

¡Suficiente! O, más aún, demasiado.

Estos proverbios del infierno fueron recopilados de algunas de las planchas que William Blake escribió.


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